sábado, 22 de mayo de 2010

No hay sitio para los dos

Estoy asustada, creo que he estropeado tu recuerdo. ¿Crees que se puede hacer eso?
Probablemente el problema haya sido el exceso de uso.

Por las noches es cuando más abusaba de su consumo. No quería sentirme sola, y me emborrachaba de ti. Te perfeccionaba, te pintaba, cambiaba las cosas que habías dicho por las que me habría gustado oír. A veces, imaginaba que volvías, que me abrazabas hasta que me quedaba dormida.
Pero los días se me hacían eternamente largos. Cada vez tenía más mono de tí, y eso me hacía estar de muy mal humor. No tenía tiempo para cerrar los ojos e inventarte, así que me enfadaba, arrugaba tu recuerdo, tanto que al mirarlo parecía que fingías cuando me besabas, que tus abrazos eran sospechosamente cortos. Me hacía sentir idiota, y le pegaba patadas hasta sacarte de mi cabeza.

De tanto manosearlo, se ha desgastado. Se ha desgarrado, y ya no puedo leerlo.
Ya no sé quién eres, si el chico cariñoso que me hacía sonreír o el imbécil que se largó sin importarle dejarme tirada. Ya no te conozco.

Y ahora ... ahora quiero pisotearlo, acabar con lo que queda de él, porque ya no eres tú.

Pandora

Ésta tarde Cristina estuvo con él, se encontraron por casualidad cerca de la biblioteca, y acabaron hablando de camino al metro.
Ahora está escuchando música, y mientras se cambia de ropa, se descubre buscando su olor en la chaqueta que acaba de quitarse.
Pero, ¿qué está haciendo?
Un traicionero soplo de viento se cuela por la ventana, desordenando las hojas cuidadosamente ordenadas del escritorio. Ella suspira, pensando lo que le costará ordenarlas de nuevo, y, de repente, ahí está el olor que buscaba. Inconfundible. Basta una pequeña inhalación para viajar directa a sus brazos. Cierra los ojos y comprueba cuan nítido es el recuerdo de su calor, de sus caricias.
Recuerda sus ojos verdes, y cuánto le molestaba que algunos días no le prestaran demasiada atención.
Recuerda que una vez, hace poco más de un año, él rompió sus esquemas y descolocó tanto su mundo que no ha vuelto a ser la misma desde entonces.
Y qué fácil le resultaba hacerle sonreír ...

Cris siente que vuelve a sumergirse entre los colores de sus recuerdos, y como sabe lo que le costará volver a la orilla si sigue dejando que la marea la arrastre, se obliga a recordar que su historia con ese chico terminó hace mucho tiempo, y que fue él quien decidió marcharse.

Se relaja, respira hondo y sigue desabrochándose los vaqueros.
Pero su móvil, bajo una apariencia inocente, atrapa su atención. Vibra y la pantalla se ilumina. No, no puede ser... es Él.

te quiero escuchar

Una gota de agua golpeó su zapato, seguida de otra que no dudó en recorrer su mejilla.
"Genial, por si fuera poco, ahora se pone a llover." Pensó.
Mientras su enfado con las nubes grises aumentaba por momentos, su bolso, olvidado en el tobogán, empezó a vibrar. Jane se acercó a él y lo sacó del bolsillo derecho.
Jack Casa llamando.

Pulsó la tecla verde - ¿Jack? -
- ¿Se puede saber dónde te has metido, Jane? Llevo horas buscándote - . Contestó su amigo.

La chica suspiró, aliviada al fin y al cabo al pensar que alguien se preocupaba por ella.

- En un precipicio, Jack, ahí es exactamente donde estoy. Y ... no sé si saltar. No porque me de miedo caer, sé que no me dolerá el golpe, si no porque no sé si lo que hay aquí merece la pena, si todavía queda magia por la que luchar. Entiende que, si salto, tendré que olvidar este sitio sin saber si había alguien esperándome.

Jack comprendió sin necesitar más explicaciones el problema de su amiga, como hacía siempre. Su indecisión, su aversión al cambio, que su esperanza aun no se había borrado del todo.

- Siempre puedes saltar ahora, antes de que abajo tampoco quede nada - le dijo.

Esperó un par de minutos, pero la única respuesta que obtuvo fue el silencio al otro lado de la línea.

- Escucha, Jane; si de verdad hay alguien ahí arriba, bajará a buscarte.

- Jack ... tengo miedo - contestó ella con los ojos anegados en lágrimas.

- Estoy aquí, y sabes que yo nunca te dejaré sola. Sé valiente, pequeña, ¡salta!

Jane colgó el teléfono, pero Jack estaba tranquilo. Sabía que ella ya sabía exactamente qué hacer. Sabía que era fuerte, que este era un mal momento, pero que sabría salir a flote.

No se equivocaba, a tres kilómetros de donde él estaba una chica morena recogía sus cosas y volvía a casa.

viernes, 21 de mayo de 2010

¿Podrías ayudarme?

No voy a decirte mi nombre, pero voy a pedirte un favor, necesito que rompas la burbuja molesta en la que estoy encerrada.
No es una barrera física, pero es completamente real.
No puedes tocarla, no puedes verla, pero yo puedo sentirla.
Está aquí, me envuelve, adormece mis latidos.
Creo que el diccionario la llama Apatía.
Es igual, yo no necesito buscarle un nombre, solo quiero que desaparezca.

No podría decirte que estoy triste, ni contenta, ni siquiera soy capaz de enfadarme, ¿para qué? No llegaría a ninguna parte, perdería el tiempo dando vueltas en círculo, como siempre.
¿Llorar, gritar, reír? No, no me sale.

domingo, 16 de mayo de 2010

Su pequeña gran mujer

Su corazón guardaría esa imagen durante toda su vida; ella, preciosa.
Atrevida, delicada, pequeña, suya.
Parada delante de él, en bragas y ya sin sujetador, abrazando un pañuelo granate por delante de su pecho. Su pelo rubio caía presuntuoso sobre su espalda desnuda.

Sonreía traviesa, tratando de parecer aun más atractiva de lo que ya resultaba sin necesidad de encoger la tripa.
Inocente princesa escondida detrás del rastro rojo de un pinta labios.

Sus grandes ojos castaños, perfilados con pintura negra, parecían esferas de caramelo líquido. Excitados, brillantes, llenos de emoción, pero también de miedo. Ellos fueron los que la delataron, revelando estar asustados bajo esa fachada de femme fatale. Pero a pesar de todo ella era valiente, y su mirada decidida.

Describió un semicírculo con los dedos del pie en el parquet de la habitación.

- Ven. - Le dijo sin dejar de mirarle. Y si no estaba segura de lo que quería, su susurro sugerente no lo demostró en absoluto.

sábado, 15 de mayo de 2010

Bajo la tiranía del subconsciente

Estabas aquí, conmigo, como siempre. Abrazándome, protegiéndome, cuidándome como si aun fuera tu niña pequeña.
Los dos tirados en el sofá, como si nada más importara, como si el reloj se hubiera desintegrado, como si el mundo fuera Nuestro , y nosotros el uno del otro.
Susurraste que me querías mientras acariciabas mi pelo.
Dijiste que no te irías nunca, que no me dejarías sola.
Yo te respiraba, estabas tan cerca ...

Pero entonces, desperté.
Choqué contra la realidad aun adormilada, y acusé el golpe.
Demasiado contraste entre sueño y realidad; Ahora todo era luz, y tú no estabas conmigo.
Otra vez el odioso sonido del despertador. Otra vez asumir que volvía a ser lunes.

lunes, 10 de mayo de 2010

Tirando de tu corazón

Nos empeñamos en hacerlo nuestro,
y nos equivocamos.

El amor no está hecho para dormitar en una jaula y cantar dócil,
tiene un mundo que mover.
El amor es libertad, es fortuito, salvaje a la par que dulce.
El amor lo es todo, es brillante, es un destello.
Y, a veces, el amor no encaja en el concepto estricto de lo eterno.
Puede que no tenga límites, pero eso no significa que no tenga un final.
No, todas las clases de amor no están destinadas a la eternidad.

Y cuando quiere irse ... lo único que se puede hacer es dejarle marchar,
nadie podría retenerlo.

viernes, 7 de mayo de 2010

Time out

No puedo decir que no estuviera avisada.
Sería cínico por mi parte mentir diciendo que jamás había oído hablar de cosa semejante, porque estoy harta de oírlo, y seguro que tú también;
"El tiempo es oro." Suelen repetir.
Sabiendo esto, y asegurando estar de acuerdo con ello, lo ignoramos por completo. Desperdiciamos el tiempo. Dejamos que la arena del reloj se deslice entre nuestras manos, mientras nos preocupamos de cualquier otra cosa.
Distraídos, equivocados, absurdos.
De repente, dejamos de sentir el roce suave de los granos de arena sobre nuestra piel, y entonces, solo entonces, nos preguntamos a dónde han ido a parar todos esos minutos que antes casi sobraban.

Y yo me pregunto, ¿tú dónde te has ido?

Y sí, incluso soy capaz de quejarme por haber llegado tarde.

In a little while


El cielo aun no estaba totalmente cubierto por las habituales nubes de Abril, pero se adivinaba que no tardaría en estarlo.
Jane viajaba al lado de su madre, en el asiento del copiloto.
Mientras el wolsvagen sorteaba a los otros coches, pequeñas gotas comenzaron a deslizarse por el cristal de las ventanas.
Distraída, dejó a sus ojos pasear por las líneas discontinuas de la carretera. El asfalto le pareció más austero, duro y frío ahora que estaba mojado.

- Jane, cielo, ¿te pasa algo? -
- Nada, mamá, ¿qué me iba a pasar? -

Jane no podía liberar a las lágrimas que se agolpaban en sus ojos, no podía dejar que los demás notaran que estaba triste.
A Jane no le gustaba la lluvia, pero esta vez, agradeció que el cielo llorara por ella.



PD: I think of you often, have you forgotten
the way you looked at me, when we met?


miércoles, 5 de mayo de 2010

Si no siento el roce de tu cuerpo junto a mí

Mia no tiene nada que hacer. Bueno, sí, debería estar estudiando, pero considera que tiene mejores cosas en las que perder el tiempo.
Coge su cuaderno gris, y se pone a leer lo que escribió la noche anterior.


Eva está tumbada en el sofá, viendo el final de una de esas películas románticas que te hacen llorar. A veces, y esta es una de esas veces, las películas, como las canciones, hacen que te pares a reflexionar.
Que te des cuenta de que has cometido un error, y de que aunque no lo quieras admitir, eso te duele. De que lo que está estropeado, podría arreglarse dejando atrás el orgullo, que al fin y al cabo, también puede hacernos débiles.
Y aun llorando, piensa que le echa de menos. Mucho. Más que antes.
Y se lo dice, ¿por qué no? "Te echo de menos". Mensaje enviado.
Ya no hay vuelta atrás, pero ella no necesita volver a atrás, ¿para qué?
Sabe que esto es un nuevo principio. Que es el paso que no se había atrevido a dar, y que por fin ha superado.
Solo espera que no sea demasiado tarde.



A Mia le encantaría ser tan valiente como acostumbra a escribir que es.
Pero no, ella se esconde tras otro nombre, tras un montón de frases, de textos en los que dice lo que no sería capaz de decir en la vida real.
Y le da rabia descubrirse cobarde, pero no es capaz de cambiar. No puede, no encuentra la fuerza suficiente para reordenar sus esquemas y gritar, vivir, querer, reconocer que quiere...
¿Y, de dónde se saca el poder para decir hoy juego, hoy gano?
No lo sabe, y sigue leyendo, sigue siendo la misma cobarde de siempre.

Mia se equivoca, porque la vida está hecha para los valientes.

martes, 4 de mayo de 2010

Tuya.

Dicen que cada fotografía tiene una historia. ¿Crees que es verdad? Yo creo que sí.
Pues ven, mira esta.





¿Qué te parece? Desde luego, yo no soy ninguna fotógrafa profesional, pero si me permites, creo que es bonita.

Bueno, ¿quieres oír su historia? No es gran cosa, pero a lo mejor te gusta.
Verás, le dediqué esto a alguien el día que la saqué;


Las olas, suaves, acarician mis tobillos descalzos. Es una sensación muy agradable, me gustaría poder compartirla contigo.
¿Sabes a qué me recuerda el color del mar ahora mismo?
A tus ojos. Ese azul tan brillante...
Decido sacar una foto, sería una pena olvidar una imagen como esta.
Es un momento, guardo la cámara y sigo mirando al mar.
La marea está bajando, y yo la persigo, me uno a ella, juego, me dejo llevar.
Cuando salgo del agua, dibujo un corazón en la arena.
Me encantaría abrazarte, oír juntos el murmullo de las olas, decirte que te he echado de menos.
Me encantaría que estuvieras en esta playa, convertirla en Nuestra Playa.

He pensado que voy a quedarme aquí hasta que se ponga el sol, y sacaré una foto también entonces.
Así, será como si hubieras estado conmigo, lo será el día que te la enseñe, te lo prometo
.