miércoles, 28 de julio de 2010

Tac.

Su nokia la reclama, ella aparta los ojos del teclado y echa un vistazo rapido a la pantalla.

"Luca llamando"

Ugh, no, no más problemas por hoy. Silenciar. Sigue escribiendo como si nada, pero en el fondo sabe que huir no es una solución.
Y ella necesita una, en un plazo exacto de ... cuatro dias, cinco horas y veinte minutos.
Si, su vuelo sale exactamente a las 14.35

¿Con qué cara va a saludarle después de tres meses fuera? Buena pregunta. Lo peor es que es consciente de que a estas alturas la reacción normal a una llamada de su pareja habria sido un "¡Por fin llama!" seguido de un brillo emocionado en sus ojos azules, pero le da la sensación de que ese brillo lleva desaparecido más del tiempo que lleva ella ausente.

Cuando aterrizó en Berlin no sabía que era lo que había venido a buscar aquí exactamente, pero el tiempo que ha pasado en la metrópoli alemana le ha hecho entender ya no está enamorada.
No, ahora mismo un beso de Roberto no la habria hecho sonreír, y para mas información, si el hubiera estado frente a ella, Lia habría mirado al suelo automáticamente.
Ya no necesitaba saber más, ahora solo le faltaba la valentia suficiente para decirselo a él (valentia que demostro no tener al venir a trabajar a Alemania).

Su movil vuelve a sonar, Lia decide apagarlo. Ya le explicará después que seguramente se quedó sin bateria.

Your little heart in two

Miercoles por la tarde. Llueve. No, no hay nada que hacer. Nada, pero seguro que hay algo mejor que esperar. Emma lo sabe, y como de costumbre oye a lo lejos el eco de una voz molesta que se dedica a recordarselo desde algún rincón de su maltratado sentido común "Apartate del telefono, no va a volver a llamar."
Pero ayer llamó. Ayer, después de dos meses sin dar señales de vida, apretó una estúpida tecla verde, y con ese sencillo gesto y dos frases atrapó de nuevo a la tonta de siempre.
A la que no sabe decir que no, y aún peor, no quiere decirlo.

Y los minutos pasan, las gotas siguen deslizándose por el cristal y su CD favorito repite una y otra vez las mismas pistas, de la primera a la última y vuelta a empezar.
Y Emma no puede despegarse del telefono. Javier es la peor de sus debilidades.