martes, 11 de octubre de 2011

Y brindar, porque estamos vivos.

Pasar la tarde contigo. Hablar, tocarnos, sonreírnos. Tu color por todas partes, tu olor en todas las flores. Llevar tu beso en la boca mientras ando por la calle.

Que se vaya el sol y largarnos nosotros. Meter una botella de champán en el coche y salir por ahí a quemar el motor. Como dos locos, como dos fugitivos que huyen de las farolas.
Mirarte de reojo, como si no supieras que de ti me gustan hasta las cosquillas. Parar en el segundo descampado a la derecha de una carretera comarcal (y todo recto hasta el amanecer).

Ponerme a contar tus pecas y perder la cuenta entre tanta estrella. Sacar dos copas y brindar, brindar porque estamos vivos.

lunes, 12 de septiembre de 2011

2977.

¿Cuántas personas puede haber aquí? No lo sé, pero muchas. Tantas como víctimas, probablemente más, ¿a quién le importa?

Y míranos, todos callados, como idiotas. Ella se pasaba el día cantando, ¿por qué demonios tenemos que recordarla en silencio?
Si estuviera aquí seguro que sacaría su guitarra y se pondría a tocar. Mary Jane y su pequeñaja eléctrica, como ella la llamaba, inseparables.
Hoy hace diez años que las cuerdas de la pequeñaja cogen polvo en el trastero.

Al recordarla tarareando con la guitarra en la mano empiezo a llorar otra vez. Miro a mi alrededor y no me sorprende comprobar que no soy el único. Tal vez alguno de ellos también esté echando de menos una voz, una canción.

Me pregunto si los desconocidos que me rodean tienen la misma sensación incómoda que yo ahora mismo, si ellos también encuentran esto vacío o por el contrario se sienten a gusto entre el sonido sin decibelios de todos estos corazones rotos.
A mí desde luego que este silencio no me sirve de nada, de nada en absoluto. Ni siquiera si todas las personas de NY se unieran a él serían capaces de rescatar los sueños que quedaron enterrados entre escombros y ceniza aquel fatídico 11 de Septiembre. Ni siquiera el mundo entero en silencio podría devolverme el sonido de su risa.

Ahora su nombre será, para algunos, uno más entre los 2977 que hay grabados en el Memorial. Un nombre más, una vida más cortada sin razón, sin vuelta atrás. Una de las muchas víctimas de lo absurdo y lo cruel del ser humano.
Para otros Mary Jane seguirá siendo hija, hermana, amiga, novia, alumna, la chica del bar... Para mi será siempre MJ, mi niña de ojos verdes.



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Por todas las Mary Jane que murieron en aquel atentado, por sus familiares y amigos.


Por todas y cada una de las víctimas de las guerras.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Premio "Flor de Cerezo".

Lo primero, muchas gracias de nuevo, Lola :)

A los demás os dejo su blog, http://verdaderoamor-one-love.blogspot.com/, un rincón muy entretenido donde encontraréis entradas con sus vivencias, pensamientos y consejos.

Y ahí van las normas del premio:



Publicar una entrada en el blog en la que se anuncie el nombre de la persona que te ha premiado y un enlace a su blog.

Premiar a seis personas, cuyos blogs te parezcan buenos, dejando su nombre y un enlace a su blog.
Colocar la imagen del premio en la entrada.

No premiar a nadie que ya haya recibido este premio.
Especificar en la entrada que hay que anunciar todas las normas cada vez que se premie a alguien.

CONTAR TU MAYOR SUEÑO.



*Si no se acepta el premio, se debe avisar a la persona que te premió para que pueda premiar a otro.

Mis seis premiados:

Schmetterling!, de Bailame el Agua . (http://labailarinadecristal.blogspot.com/)
Alas de papel. (http://alasdepapel-alasdepapel.blogspot.com/l-alasdepapel.blogspot.com/ )

Dos chicas fantásticas, amargas y dulces a la vez. Picantes pero tiernas.

Coral, de Noches en Papel. (http://nochesenpapel.blogspot.com/)
Kalizse, de Obscura Nox. (http://letrasdetintainvisible.blogspot.com/ )
Elendilae, de No Disparen a la Pianista. (http://nodisparenalapianista.blogspot.com/)
Y por último una gran blogger; María, de A Cualquier Otro Lugar.(http://www.acualquierotrolugar.com/ ) La sigo desde hace tiempo y... me encanta. :)

Al no ser un premio muy concreto, tipo premio al más divertido o al más sorprendente, simplemente he escogido seis blogs que yo visito con frecuencia. Si tenéis tiempo y aun no les conocéis no dudeis en entrar, os aseguro que merecen la pena.



Y ahora ha llegado la parte más difícil, contaros mi mayor sueño. Realmente no sé qué deciros, podría enumerar unos cuántos pero ¿cuál de ellos es el más importante? No lo sé.
Puede que simplemente vivir, y disfrutar al máximo de ello.
¿Cómo? Haciendo las cosas que me gustan, jugar con las estrellas, escribir, coleccionar miradas astronautas, sentir, querer con todas mis fuerzas.

martes, 23 de agosto de 2011

Por fin de vuelta.

¡Hola a todos/as! :)

Hacía bastante que no pasaba por aquí, de hecho hacía bastante que no escribía. Pero ayer eché de menos mi rincón, vine a echar un vistazo y me encontré nada más y nada menos con un premio. ¡Guau!
Desde luego fue una gran bienvenida, y desde aqui le doy las gracias a Lola, de http://verdaderoamor-one-love.blogspot.com/

Siento no haberte dejado ningún comentario, Lola, pero levo intentándolo unos quince minutos y mi ordenador se niega a hacerlo, aun no tengo ni idea de por qué ^^'
Hoy no tengo tiempo, pero la próxima semana publicaré el premio con sus correspondientes normas.

Gracias a todos por seguir viniendo por aquí, espero traeros muchos textos nuevos de aquí en adelante. Trataré de compincharme de nuevo con mis musas, que ganas no me faltan ;)


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Me acuerdo como si fuera ayer. Tú viniste sonriente, con la baraja de cartas en la mano y a mí se me escapó un suspiro

- ¿Otra vez, Héctor?

Te reíste, me diste un beso en los labios y te sentaste en la silla de en frente. Yo sonreí también y aparté el café mientras te ponías a escribir en una carta sin dejarme verla. No me equivocaba; ibas a hacer el mismo truco de siempre.
Me harías escoger una carta, me dirías que no la olvidara por nada del mundo y yo te diría "si me miras con esos ojos me desconcentrarás y la olvidaré". Después yo metería la carta entre las demás de nuevo, tú barajarías y extenderías todas las cartas sobre la mesa, boca abajo, todas menos una.

- Dime cuándo quieres que pare -. Dijiste mientras tirabas poco a poco algunas cartas sobre la mesa.

- Ya -. dije yo cuando llegaste al dos de corazones.

Como me esperaba, me hiciste mirar la carta durante un buen rato, para que no se me olvidara por nada del mundo. Cuando te diste por satisfecho metí mi carta en la baraja.
Cumpliendo mis expectativas, extendiste las cartas en frente de mí, dejando una boca arriba, pero como de costumbre esa no era mi carta.

- Mira esa, la que está levantada, ¿es esa tu carta?
- Qué tonto eres... sabes que no.
- Seguro que lo que pasa es que no te acuerdas bien, a ver si va a ser verdad que después de tantos años todavía soy capaz de desconcentrarte.

Lo que más me gustaba de todo no eran tus trucos, a pesar de que aun sabiéndomelos de memoria me hacían reír, si no que tuvieras razón: después de tanto tiempo nuestra complicidad seguía intacta y todavía me desconcentrabas cuando hacías cosas como acariciarme la nuca.

Sabía lo que venía a continuación, tú cogerías la carta que había quedado boca arriba, le darías la vuelta y en el reverso se leería dos de corazones. Cuántas veces habrías hecho ese truco durante los últimos años, ¿mil? ¿dos mil?

- Levanta la carta, Amanda.

Hice lo que me pedías, planeando hacerme la sorprendida, pero mi plan resultó innecesario. Esta vez en el reverso se leía ¿Quieres casarte conmigo?
Aquel truco no era más que un truco... pero lo que yo sentí en ese momento fue mágico, te hablo de magia de verdad.

sábado, 2 de julio de 2011

Érase una vez, miradas astronautas.

¿Qué tal va el verano? Espero que tengáis ya una buena dosis de emociones disueltas en agua de piscina. :)

Yo me voy de viaje dentro de unos días, y es posible que hasta agosto no tenga mucho tiempo para pasar por aquí. De todas formas os dejo un texto que escribí anoche como despedida, y os agradecería mucho que no dejarais de venir de vez en cuando para regar mi inspiración con algún comentario, y así de paso evitáis que esto se llene de polvo mientras yo no esté. ¿Os parece?

Yo trataré de pasarme por vuestros blogs, cosa que por cierto sigo haciendo, aunque últimamente no haya podido comentar. Y... nada más, desearos un mes cargado de experiencias nuevas, de sonrisas, de polvo de estrellas, de recuerdos que derritan el frío en invierno y, por qué no, de miradas astronautas.


Érase una vez, miradas astronautas

Y no en un mundo lejano, ni en un tiempo remoto, si no aquí mismo. Ayer, hoy, puede que mañana; cada vez que tú y yo nos miramos.
Porque en mitad de este mundo contaminado también hay cosas que valen la pena. No hay sangre azul (ni falta que hace), pero sí miradas que vuelan. Y es que me encanta cuando nos miramos así, como antes.

Cuando lo hacemos, nuestra complicidad estalla en miles de bengalas chiquititas y me acelera el corazón. Entonces, mis sentimientos se lanzan a mis pupilas en un gesto kamikaze y confiesan que tienen ganas de besarte. Es una suerte que tus ojos respondan como lo hacen, con una mirada que nos arrastra hasta que estamos piel contra piel, a pesar de no habernos movido del sitio. Cuando nos miramos así, un sentimiento extraño surge de nuevo entre nosotros y se expande, hasta inundarlo todo. Su magia es tan fuerte que a veces sigue expandiéndose y se hace tan grande que, en mitad del día más soleado de verano, es capaz de alcanzar la cara oculta de la luna. Cuando llega allí arriba, aprovechando su ingravidez, da unas cuantas volteretas, y mientras lo hace yo puedo sentir su vértigo en mi tripa, como si con solo mirarme me hubieras convertido en una pequeña trapecista espacial.

miércoles, 22 de junio de 2011

Más gatas estrellas y menos Gata Luna

¡Hola! :) Vengo a hablaros de Gato.

Para los que no recordéis bien quién es y sobretodo para aquellos que aun no le conocen, puedo presentároslo aquí:
http://thechelseadaggerney.blogspot.com/2011/02/otro-pais-otra-ciudad-otra-vida.html


Gato se ha cansado de perseguirla por las esquinas se sus recuerdos, de esperarla lamiéndose las heridas.

Se ha cansado de toparse con el reflejo de su bohemia rota en cada charco, y, con un maullido, pone fin al tiempo de la constante luna nueva y se dirige a las estrellas, a ver si alguna le guiña un ojo. A ver si, con suerte, le devuelven el ronroneo, le dan un cabezazo gatuno de esos tan agradables y se frotan contra sus penas hasta que salga el sol.

Esta noche, Gato busca sardinas con travesura pero sin espinas, gatas de ojos que besen sin morder, gatas que arañen la espalda sin dañar el corazón. Gatas que hagan vibrar las vidas que le quedan sin robarle ninguna, que sepan amarle sin hacerle morir de amor.

viernes, 10 de junio de 2011

Quedarse sin pétalos a golpes de primavera.

Detesto a los novios de Nora. Con esos cabrones siempre es la misma historia; llegan de repente, y yo noto por cómo la miran que les gusta su forma de mover los labios al hablar. Poco a poco ella les engancha, y cuando se fijan en la graciosa curva de su cintura, se quedan.
Empiezan una relación con ella, Nora se confía y les abre la caja de sus sueños. Y la de su imaginación, y la de su pasado, y la de su presente.
Desde el principio se regala en cada beso, y deja que el contenido de las cajas de su vida baile entre los vuelos de sus faldas de colores.

Desgraciadamente, llega un punto en el que mientras ella sigue regalándoles como si tal cosa los pétalos de su primavera particular, ellos empiezan a besarla de un modo distinto. Y acaban largándose. Con más o menos delicadeza, todos le arrancan un último pétalo y se van.
Yo no puedo soportarlo, ella les da su primavera y ellos, no contentos con no darse por enterados, la entierran en una gran montaña de frío.

Entonces las lágrimas de Nora entran en otoño. De nuevo, siempre es la misma historia, verla marchitándose en cada desayuno.

Pero después de la caida de la última canción que le recuerda al ladrón que se fue, viene el invierno. Un invierno desagradable que, sin embargo, no supone mucho problema; su hielo no es imposible de derretir. El problema de verdad es el que Nora no quiere admitir, que cuando ellos se van, se llevan una parte de ella. La misma que ella decidió darles sin importarle lo que pasara después.

Con la llegada de la nueva primavera de Nora, ella vuelve a florecer. Haya nuevo candidato a odioso novio o no, ella tararea y sonríe. Y le sigue fascinando la nata montada, y es feliz. Pero a pensar de eso yo sé que hay mentira en sus verdades, que cada vez le faltan más pétalos.

De acuerdo, también sé que a ella le gusta quererles. Me lo ha repetido mil veces, pero no puede seguir así. Que no, que no puede jugar de esa manera con las estaciones, porque a este paso se va a quedar sin pétalos.

viernes, 27 de mayo de 2011

En el tren, en todas partes.

Entrego mi billete y entro en el vagón. En la otra punta, diviso a una chica joven, morena, apoyada en la ventana con aire soñador. De lejos, su perfil recuerda al de Irene. Me quedo quieto, sin moverme de mi asiento. Aunque me gustaría hacerlo no me acerco a ella, porque sé que cuanto más me aproxime yo, más empezará ella a parecerse a sí misma, hasta hacer desaparecer a Irene de su silueta.

Ebrio de soledad, te veo a ti donde se sienta ella. Casi parece que vuelves a mirarme como lo hacías antes, con esos ojos que me mordían el corazón en cada pestañeo. Poco a poco, el traqueteo del tren se rompe en rebeldes olas azul intenso, que chocan contra la arena mojada de nuestra playa favorita, y y yo volvemos a estar juntos en una tarde de marzo. Y sonríes, y te acercas como siempre, vestida pero con los besos desnudos y el alma juguetona, enredada en tu risa y en tu olor, en las fresas con azúcar que tanto te gustaban.

Yo te digo que me pasaría el resto de mi vida mirándote, pero entonces la chica del fondo del tren, esa en la que estoy volcando tu recuerdo, se levanta y viene hacia mí. Con cada paso que da un poco más de ti cae al suelo y se deshace sin hacer ruido, mientras las facciones de esa chica comienzan a parecerse cada vez más a las facciones de una extraña. Una extraña sonriente y guapa, pero una extraña que no eres tú.

- ¿Tienes hora? - me pregunta con voz inocente, pero su mirada me pregunta algo distinto. Supongo que habrá malinterpretado que haya estado observándola todo este tiempo.

- No, lo siento. - le contesto yo. Y aunque lleve reloj, es cierto que lo siento. Siento no haber sido capaz de sacarte de mi vida todavía, Irene. Lo siento mucho.

domingo, 22 de mayo de 2011

Así que, tú te lo pierdes.

Hoy todo mi cuerpo se levantó con ganas de que me abrazaras, y que tenía un montón de escalofríos guardados que estaban esperando a que la caricia adecuada les diese rienda suelta para recorrer mi espalda. Mis oídos me pedían a gritos que cerrase los ojos para oír mejor, porque querían atrapar cualquier susurro desprevenido que se cayera de tus labios.

Yo les he prometí que, si me dejabas pasar la noche contigo, recogería todas las promesas que resbalasen de tu boca. Pero en ese punto mi corazón protestó. Dijo, y no le faltaba razón, que si me quedaba con todas esas promesas iba a pasar lo de siempre, que tú te irías y nos tocaría guardarlas todas en la nevera. Y claro, siempre pasa lo mismo, se quedan ahí tiritando hasta que acaban por caducarse sin haberse cumplido.

La verdad es que me sorprendió que fuese tan directo, y que siguiera discutiendo con mis ganas de verte incluso después de admitir que a él en parte tampoco le faltaban ganas de estar contigo.
Además, como tú bien sabes, normalmente mi pequeño regalador de latidos se vuelve un blando cuando tú entras en juego, pero esta vez ha sido diferente.
Los dos estamos hartos de que tengamos que quedarnos aquí sentados delante del congelador cada vez que tú tienes cosas mejores que hacer, y no nos gusta habernos acostumbrado a que nos trates a patadas. ¡Poco nos faltaba para acostumbrarnos también a echarte de menos!

Así que, hemos decidido que no queremos saber nada más de ti. Vamos a desperezar mi sonrisa, a sacarla de fiesta y a bailar con ella hasta que nos cierren los bares. Vamos a comernos el mundo y todas nuestras cicatrices con él. ¿Qué te parece, ojos bonitos?

sábado, 14 de mayo de 2011

Incandescente.

No voy a mentirte; me gusta que cuando nos miramos el aire se estremezca. Que se funda en un beso inmaterial y se retuerza hasta estallar en pedacitos de fuegos artificiales. ¿A quién no le gustaría sentir un orgasmo en las pupilas?

También me gusta recordar cómo, cuando susurrabas mi nombre, tu voz vibraba en cada una de mis células. Cómo por las mañanas me deshacía entre tus sábanas y los rayos de sol, oliendo un poco más a ti que a mí.

Sin embargo, odio pensar en aquel día en que decidiste irte. Te largaste, y dejaste toda mi vida llena de cenizas y desazón a partes iguales. Pero sé que esas cenizas pueden arder en cuestión de segundos, de hecho es lo que hacen cuando vuelves a mirarme como antes. Cuando te acercas, ellas se revuelven en los rincones en los que estaban escondidas, como si un pequeño torbellino estuviera de limpieza por mi tripa, y acaban formando un incendio por debajo de mi piel.

Y aunque a veces no quiera admitirlo me gusta ese incendio, me gusta que sigas quemándome el corazón. Así que... ¿por qué no vuelves, para quedarte, de una vez?

jueves, 28 de abril de 2011

Los cuentos de Ninette.

La mayor parte de la gente respira por costumbre, intercambiando oxígeno por dióxido de carbono, pero hay otra manera de respirar el mundo.

Yo lo descubrí hace años, y realmente fue por casualidad. Había salido de casa sola y estaba tirada en la hierba cuando, de repente, tomé aire y todo el azul intenso del cielo de aquella tarde entró en mis pulmones. Abrí mucho los ojos y me senté, apoyándome sobre las palmas de las manos; nunca pensé que pudiera hacerse algo parecido. Pero inspiré una segunda vez, y pareció fácil. De hecho era como si fuese lo más normal del mundo que hasta las nubes de allá arriba se colasen en mi nariz. La sensación era increíble, y desde aquel día no he dejado de hacerlo, incluso por las noches.

Mis noches favoritas son las de luna llena, porque es cuando más fácil resulta que te entre por la nariz un poco de polvo de estrellas. Sí, sí, polvo de estrellas. Si hace una noche despejada ni siquiera es muy difícil verlo, el problema es que cuando la gente no sabe lo que es, no le presta atención, y si lo respiran sin darse cuenta estornudan sin más.
Sus estornudos son un verdadero desperdicio, porque el polvo de estrellas es mágico. Me he dado cuenta de que si sabes cómo respirarlo y cierras los ojos, con cada bocanada de aire el olor de tus sueños pasa directamente de tus pulmones a tu sangre, y así con cada latido llega a tu corazón un poquito de eso que tanto te gustaría hacer, o de esa persona tan especial.

martes, 26 de abril de 2011

Hola, ¿hay alguien ahí?

Sí, vuelve la desaparecida. :) Siento no haber dado señales de vida durante tanto tiempo, he estado de viaje. Uno de esos viajes que te cambian de color, por cierto.
Os he echado de menos, así que voy a ponerme ahora mismo a leer las cosas que me he perdido. Espero actualizar pronto, antes de que le acaben saliendo telarañas a mi inspiración.

PD: Me ha encantado ver por aquí seguidores nuevos... estoy deseando saber algo más de vosotros/as. ;) ¡Un beso!


viernes, 25 de marzo de 2011

Para vivir no necesitas velocidad.

(Algún tiempo después de aquel paseo lacrimógeno.)

Estábamos dando una vuelta cuando, de pronto, el rugido de una moto pasó a nuestro lado cortando el aire, tan cerca que me revolvió el pelo. Al oírlo se me atascó un latido.

- Me encantan las motos -. dije, casi sin pensar.

- ¿Por alguna razón en especial? - preguntó ella, sonriente.

-No... bueno, si, puede ser. Es que a veces van tan rápido que parece que van a alcanzar al Tiempo, ¿sabes? -


Antes de decirlo en voz alta me sonaba absurdo, pero la miré a los ojos y así, de repente, la idea cobró sentido. Solía pasar cuando estabas con Marta, las cosas que estando sola te habrían parecido una locura, junto a ella podías sentirlas tan cerca que serías capaz de rozarlas con los dedos si estirabas la mano.

- Buena razón - dijo -. Yo he montado en una alguna vez.

- No tenía ni idea ... ¿Cómo es?

- Es una sensación maravillosa, al menos para mí. Sientes bajo tus piernas el ronroneo del motor, y parece que tus ganas vibran con él. Y lo mejor de todo es que parece que tus sueños, de repente, forman parte de sus engranajes.

- Guau.

- Si, pero no tiene nada que ver con atrapar el Tiempo, para eso no necesitas velocidad. Todo lo contrario, si vas muy deprisa puedes perderlo antes de que te des cuenta.

- Pero Marta, si no corres se te escapa, ¿no?

- No es exactamente así, lo que tienes que hacer es aprender a correr sin prisa. Y, si lo atrapas, alargar cada segundo, como si se te estuviera acabando la gasolina.

La verdad es que, secretamente, yo seguí deseando pisar el acelerador y comerme el mundo, los segundos y los años, pero traté de hacerle caso y buscarle significado a aquello de "correr sin prisa".

domingo, 13 de marzo de 2011

Mi chico-caracola.

Solía llamarle así porque cuando estaba cerca de él era más fácil oír las olas. Él se reía, y decía que para él yo era una chica-sirena, perdida en una ciudad sin playa. Puede que tuviera algo de razón, porque después de haber vivido dieciséis años a cinco minutos del puerto, cuando llegué a aquella ciudad echaba de menos al mar prácticamente todos los días.

Le conocí después de llevar seis meses camuflada entre el humo de los coches y las luces de los semáforos. Nada más mirarle me sentí como si acabara de tropezar con una parte de mí misma que se había salido de su sitio. Siempre he creído que fue así porque sus ojos eran como dos fotografías líquidas, capaces de encerrar todo el mar que se podía ver desde mi terraza cuando vivía en Galicia.

Podría decirse que además de ser mi chico-caracola también fue mi pequeña ola particular. Recuerdo que, la primera vez que le besé, el aire volvió a olerme a sal. Y cuando se separó de mí yo tenía los pulmones a rebosar de ganas de besarle otra vez.
Desde entonces cogí la costumbre de surfear sus sonrisas por las mañanas, y descubrí que tumbasrse sobre su pecho era tan reconfortante como tirarse en la arena de una noche de verano.

Cuando tuvimos un poco más de confianza yo quise enseñarle a nadar, o más bien a bucear, el uno dentro del otro. Pero... no funcionó, y le dejé escapar. Nos dejamos escapar.
La verdad es que a veces no entiendo cómo pudimos ser tan estúpidos. Supongo que tendría algo que ver con que para bucear en agua salada tienes que cerrar los ojos, y en medio del tráfico de Madrid a algunos les da miedo hacer ese tipo de cosas.

martes, 8 de marzo de 2011

Una chica especial.

Me encantaba cuando mi nombre se le deshacía antes de rozarle los labios, al decirlo en voz alta. Me ponía los pelos de punta.

- Frank.

Habría pasado años masticando aquella sensación, pero ella a penas me dejaba saborearla antes de llenarme la boca de sueños disueltos en saliva.
Se apretaba contra mí y se me encajaba clavándome la cadera, para hacerme un poquito más suyo. Entonces sí que me entraban ganas de hacerle el amor.

- Irene -. Le susurraba yo. Y ella cerraba los ojos un momento, antes de empezar a quererme para siempre durante un día más.

jueves, 3 de marzo de 2011

Premio al Blog Más Tierno

¡Buenas! Sé que llevo unos cuantos días sin actualizar, pero muy a mi pesar tengo un montón de cosas que hacer y casi no me queda tiempo.
Aun así he sacado un rato para volver a darle las gracias a Carmen, cuyo blog os recomiendo visitar cuando podáis (http://nochesenpapel.blogspot.com/), por hacerme este pedazo de regalo.



Las reglas son estas:


1. Exponer el sello del blog.


2. Decir ocho cosas sobre tí.


3. Pasarlo a ocho blogs que hayas descubierto y te gusten.



La verdad es que es mi primer premio como blogger, y encima últimamente muchos no solo pasáis por aquí si no que además jugais a cambiarme de color con vuestros comentarios, así que no podría estar más contenta. ^^


Podría describiros la cara de tonta que se me queda siempre cuando llego y veo un nuevo comentario, pero no quiero aburriros ni ponerme sentimentaloide, así que solo voy a deciros que... muchísimas gracias a todos. :)



Y ahí van ocho curiosidades:


1. Me gusta lavarme los dientes en la ducha.


2. Detesto los besos en la boca cuando estoy triste.


3. Les tengo terror a las máscaras de V de Vendetta.


4. También me dan miedo los pulpos. Sí, los pulpos.


5. A veces les pongo marcadores de colores tipo post-it a mis páginas favoritas de los libros que me han gustado.


6. Cuando estoy en mi habitación y me siento sola, o cuando sea por lo que sea me echo a llorar, escucho don't cry de Guns nd Roses. La verdad es que hace que me sienta bastante mejor.


7. Ya que hablo de lágrimas os diré también que soy muy llorona con las películas. Puede que con las que más haya llorado hayan sido El Pianista y Noviembre dulce. Probablemente hubiera llorado aun más con La Vida es Bella, pero una vez que las cosas se pusieron demasiado mal dejé de verla para no batir mi record.


8. Siguiendo con el cine, no me gustan nada las pelis de miedo.



Y para terminar, estos son mis ganadores: :)


http://http//diariodearqumedes.blogspot.com/


http://http//enestahabitaciongris.blogspot.com/


http://http//sensacionescompartidass.blogspot.com/


http://http//silbandoenmiazotea.blogspot.com/


http://http//salvandoaeris.blogspot.com/



http://http//lacabinadebressendenplace.blogspot.com/


http://http//kittyvonkitten.blogspot.com/


http://http//letrasdetintainvisible.blogspot.com/


Espero estar de vuelta pronto, ¡un beso!

sábado, 19 de febrero de 2011

Eramos tú y yo, o más bien Nosotros.

No sé qué hora era, calculo que las tres de la mañana. El aire olía un poco a cloro, un poco a y un poco a estrellas, y mis labios sabían a vodka caramelo. Creo sinceramente que nunca he tenido tantas ganas de besarte como entonces.

No me acuerdo de qué nos reíamos cuando me cogiste en brazos.
Nos tiraste a la piscina y el agua helada enredó mi pelo entre burbujas. Tuve que soltarme de tu abrazo para sacar la cabeza, me agarré al bordillo y cogí aire. Tú te pegaste a mí casi tanto como mi camiseta empapada a mi tripa, y a me entraron unas ganas tremendas de volverte loco.

Lo siguiente que recuerdo es tu nariz contra mi cuello, un mordisco y un susurro. Y estrechar la noche entre tu piel y la mía.



*La última semana se ha hablado bastante de San Valentín... bueno, yo me he acordado de aquel anuncio de coca-cola, y brindo por todos los que llevan flores por la calle, aunque no sea 14 de Febrero. Y, especialmente, por todos y todas aquellas que alguna vez han querido tanto que han sentido ganas de parar el mundo y regalarle a esa persona especial un 29 de Febrero para dos.

Y dicho esto, ¡muchísimas gracias por todos vuestros comentarios! :)

jueves, 10 de febrero de 2011

Otro país, otra ciudad, otra vida...

Gato se pasea de noche, acordándose de la gata que ronroneba por las esquinas. Era la más gata de todas, la sardina más traviesa, y al mismo tiempo la más dulce... pero le clavó las espinas muy adentro, y ahora en cada tejado maúlla a la luna porque la echa de menos.

Gata tenía ojos de depredadora. Esos ojos verdes que le volvían loco, aun más bonitos que el reflejo de la luz de las estrellas en las botellas de vidrio.
Aquella felina le erizaba el rabo como si tal cosa con sus carantoñas y con esos arañazos tan suyos, pero eso era antes. Antes de que se cansara y se largara sin despedirse.

Sentado sobre las tejas, Gato se pregunta dónde la habrán visto arquear el lomo como solo ella lo hacía por última vez. A quién intentará atrapar, quién jugueteará con ella ahora...

La verdad es que Gato la quiso con más de siete vidas, pero por desgracia ella nunca dejó de ser una gata callejera.


Para los que querais saber qué fue de él meses después, aquí está la segunda parte: http://thechelseadaggerney.blogspot.com/2011/06/mas-gatas-estrellas-y-menos-gata-luna_22.html

sábado, 5 de febrero de 2011

Eva al teclado.

Sabes que te cantaría desde el asiento del copiloto la radio entera y dos canciones más.
Y sabes que nos reiríamos juntos. Nos reiríamos de ti, de mí, de ellos; nos reiríamos del mundo mientras nos alejáramos de él en esa chatarra de Ford.
Claro que lo sabes, como también sabes que tengo unas ganas tremendas de montarme en ese coche otra vez y llevarte mucho más lejos que las ruedas, y que mis besos pueden darte muchas más vueltas que ellas.


Lo que no sabes es que todas esas ganas se me quitan en cuanto pienso en las cosas que le estás haciendo a ella en el asiento de atrás.
Aunque esa chica ladra mucho y luego... muerde bastante menos de lo que nos morderíamos nosotros, pero bueno, da igual.
Me da igual, amor, porque yo sé que piensas en mí al pisar el acelerador.


Pero hay cosas que no vale para nada saberlas;

que no te gusta la coca-cola,

que te gusto yo,

que está lloviendo en Alaska o

que te echo de menos, por ejemplo.

viernes, 28 de enero de 2011

Laughing out loud.

20 de Enero. Yoli, que acaba de cumplir nueve años, convence a su hermana Mia para que salga a la nieve con ella. Está tan contenta que se deja la bufanda y corre hasta la casa de Paul para que también salga a jugar.

Quince minutos después los tres están en el descampado, hundiendo sus botas en una capa de al menos doce centímetros de nieve.
Mia tiene los pies helados, pero antes de llegar a sentir el frío en las manos hace una bola y se la tira a Yoli, que la esquiva agachándose y contraataca con la ayuda de su amigo.

Al rato los dos pequeños se olvidan de ella y Mia se aleja un poco para contemplar, ensimismada, lo bonitos que son los copos que caen a la altura de sus ojos.
Justo en el momento en el que uno de ellos se deshace al llegar a sus labios, alguien la agarra bruscamente por detrás. Ella siente la respiración de la persona que está detrás de ella y la suya, asustada, se para en seco. Pero entonces mira con más atención los brazos que la atrapan y se da cuenta, son las mangas de su abrigo verde oscuro, es Daniel. Él tira de ella, que, sin querer, suelta un grito divertido. Se resbala y los dos caen hacia atrás. Mia rompe a reír y él secunda su risa. - ¿Por qué te tiras al suelo, boba, es que quieres matarnos a los dos? -


Yoli se detiene en medio de su lanzamiento para mirar a su hermana y refunfuña - ¿Por qué ha tenido que venir él?

- ¿Por qué lo dices? - pregunta Paul.

- ¿Es que no les has oído reírse? Una carcajada más como esa y derretirán toda la nieve.

domingo, 16 de enero de 2011

Ella se cargó mi grupo favorito.

Era Domingo por la tarde, y Eva y Mike estaban en casa de Carlos, en la cocina.

- Es por eso por lo que le guardo rencor a Nuria - estaba diciendo Carlos.

Eva estaba sentada en la encimera de la cocina - ¿Y tú Mike? ¿Qué fue lo peor que te hizo Irene? - le preguntó.

Mike le pegó un trago a su botellín antes de contestar - Con el tiempo conseguí olvidarlo casi todo. Ya sabes, el día que la conocí, los besos, el sexo, su risa... pero cuando oigo las canciones que compartíamos todo vuelve y se clava dentro. Me deja sin respirar, y la verdad es que entonces la echo tanto de menos que tengo que apagar la radio y salir de casa. A veces incluso apago el móvil para no llamarla. Por su culpa la música de Pereza se ha vuelto un tabú para mí. Ella se cargó mi grupo favorito, eso ha sido lo peor, si duda.

- Como jode eso, ¿eh? Tienes toda la razón, al final lo que no se borra son las canciones. Dos acordes y, plaf, te entra el bajón - Le contestó Carlos -. Nunca cometas el error de entregarle en bandeja tu grupo favorito.

- Estás tonto, Mike - Añadió ella.

- No es verdad, estaba loco por ella, eso es todo - Le dijo él encongiéndose de hombros mientras le sonreía.

Eva ladeó la cabeza y sonrió también- Sois los dos un par de sensiblones -. sentenció. A ella nadie le arrebataría a sus Rolling, los llevaba cosidos a los vaqueros.

- No voy a negártelo - cedió Carlos con una sonrisa.

Mike fingió ofenderse - ¡Yo sí! -

Los tres se echaron a reír. Eva se impulsó con las manos y se bajó de la encimera. - Me voy, poetas, que os vaya bien -. Lanzó un beso con la mano y se marchó dejando su perfume cítrico y su gesto resuelto en el aire.

- No puede ser tan dura, te lo digo yo - dijo Mike.

miércoles, 5 de enero de 2011

Las desilusiones escuecen.

Todavía me acuerdo del día en que Marta me dijo que esa tarde prefería pasear sola. No tenía ojeras ni nada por el estilo, pero si conocías bien sus ojos marrones te dabas cuenta de que no estaban como siempre, a mí me pareció que llevaban por dentro un día de niebla. Yo estaba muy preocupada, fuera lo que fuera que le había pasado no podía ser bueno si volvía sus ojos grises.

- Pero Marta... ¿qué te pasa?

Ella tomó mucho aire y suspiró, bajando los párpados. Supongo que intentaba ocultar algún tipo de agitación dentro del día gris de su mirada.

- Nada importante -. contestó, pero en seguida supe que eso no era verdad. Tú también lo habrías notado, Marta nunca supo mentir.

Estuvo en silencio durante un par de minutos, y yo no le dije nada porque sabía que acabaría por contarmelo si no la agobiaba. Por la forma en que miró al suelo y se tocó el pelo supuse que quería decirme una de esas cosas que cuesta decir en voz alta.

- Hay un chico que me gusta bastante, Laura -.

Al principio esto me pareció una buena noticia, pero cuando volví a reparar en la nube de sus ojos cambié de opinión. Marta siguió hablando- Y yo a él también le gustaba mucho, pero... ya no.

- ¿Cómo estás tan segura? - le pregunté

- Porque lo ví. Verás, estábamos juntos, él estaba justo en frente de mí, como tú ahora o tal vez más cerca. Mirándome, dejando en mi tripa un vértigo chiquitín y calentándome las mejillas cuando de repente... - Inspiró otra vez y sin dejar de mirarme continuó - de repente, desde sus pupilas, una pequeña supernova dejó suspendido un destello triste, y al momento el brillo de sus ojos se había extinguido. Y incrédula comprobé que la conexión que hasta entonces habia entre los dos se había roto. Nuestra complicidad y la manera en la que hasta ese momento habíamos hablado en sileciohabían quedado reducidas a... polvo. O a mí, que seguía teniendo ganas de besarle, de hacerle un guiño sin pestañear y juntar sus ganas con las mías, mientras que él parecía haberse alejado muchos metros de repente sin haberse movido de su sitio.

- ¿Qué sentiste entonces?

- Tienes que saber que yo ya me había dado cuenta de que él estaba un poco raro los últimos días... pero nunca quise pensar que no fuera una de mis tonterias. Así que me llevé una desilusión al darme cuenta de que no era ninguna tontería, realmente él ya no sentía nada por mí y yo estaba allí quieta, sin poder atrapar a los sentimientos que se habían desintegrado en aquella supernova, pero perfectamente consciente de que algo había cambiado, se habían esfumado. Me sentí como si una ola de crueldad salada se tirara encima de mi castillo. Lo cubrió todo y cuando se retiró no quedaba ni un montoncito de arena ilusionada, ni rastro de mi castillo. Y... escoció mucho, como cuando te metes en el mar y tienes una herida en la pierna -.

- Lo siento.

- Tranquila, estoy bien.

Sabía que no tenía ganas de hablar de ello, así que le sonreí, intentando decirle sin palabras que podía irse. Supongo que me entendió porque después de darme un cariñoso beso en la mejilla se fue a pasear con las manos metidas en los bolsillos sin decir nada. Cuando la oí sollozar unos metros más allá comprendí que lo que yo había pensado que era niebla no eran más que ganas de llorar.