domingo, 16 de mayo de 2010

Su pequeña gran mujer

Su corazón guardaría esa imagen durante toda su vida; ella, preciosa.
Atrevida, delicada, pequeña, suya.
Parada delante de él, en bragas y ya sin sujetador, abrazando un pañuelo granate por delante de su pecho. Su pelo rubio caía presuntuoso sobre su espalda desnuda.

Sonreía traviesa, tratando de parecer aun más atractiva de lo que ya resultaba sin necesidad de encoger la tripa.
Inocente princesa escondida detrás del rastro rojo de un pinta labios.

Sus grandes ojos castaños, perfilados con pintura negra, parecían esferas de caramelo líquido. Excitados, brillantes, llenos de emoción, pero también de miedo. Ellos fueron los que la delataron, revelando estar asustados bajo esa fachada de femme fatale. Pero a pesar de todo ella era valiente, y su mirada decidida.

Describió un semicírculo con los dedos del pie en el parquet de la habitación.

- Ven. - Le dijo sin dejar de mirarle. Y si no estaba segura de lo que quería, su susurro sugerente no lo demostró en absoluto.

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